Cuerpo Etéreo, Energético,
Vital o Bioplasmático
A pesar de que no es un cuerpo propiamente dicho, sino que es
mejor descrito como una extensión sutil del físico, funciona como “puente”
entre el cuerpo físico y el astral, a pesar de que sin el cuerpo físico, el
cuerpo vital no podría durar mucho por sí mismo. Este vehículo funciona como
una malla que une a ambos vehículos densos; es la envoltura del astral, y
siendo así, es el que fija las partes más densas de la energía o fuerza vital
del éter universal, adaptando la vibración de esta última a la del cuerpo físico.
También condensa y fija en el cuerpo físico las energías cósmicas que se
transmiten por medio del vehículo astral.
Además, es el receptor y transmisor, a su vez, de los dos éteres
inferiores (químico y de vida), dirigiéndolos al cuerpo físico para que éste
último pueda efectuar sus funciones orgánicas y fisiológicas con propiedad. Su
capa externa es llamada “aura” o campo biomagnética, la cual se extiende unas
pulgadas más allá de los contornos del cuerpo físico propiamente dicho.
A diferencia de su contraparte más densa, este vehículo sí
es fácilmente moldeable debido a que su materia es mayormente de naturaleza
plasmática, y sus cambios y fluctuaciones son notorias, definidas y muy
recurrentes, por lo cual, observando estos cambios, se pueden diagnosticar
desequilibrios energéticos y otra clase de signos que pueden indicar el
surgimiento de ciertas patologías antes, incluso, de que se presente la
sintomatología clásica en el cuerpo denso.
Cada vez que el aura del cuerpo vital entra en contacto con
algún tipo de energía externa o cuando recibe la impresión de energía
proyectada desde el interior (desde los vehículos superiores), su materia
cambia de textura, de luminosidad, de efecto radiante, de vibración (descenso o
ascenso) y su maleabilidad se ve afectada para bien o para mal. De esto resulta
que el “aura” refleje en distintos tonos lumínicos el estado emocional (astral)
y de salud (físico) de la persona. Su substancia fue llamada Mumia por
Paracelso, y ésta es una materia que a la vez es térmica y electromagnética,
recibiendo rangos sutiles de las frecuencias infrarrojas y ultravioletas.
Generalmente aparece de un tono azul ante la facultad de la
visión aumentada, y es a partir de su materia densificada de donde muchas veces resulta el llamado “ectoplasma” de las sesiones espíritas, con las
que hacen relativamente “visibles” a los espectros que acuden al llamado de los
médiums.
Así como el cuerpo físico cuenta con muchos vasos sanguíneos por
medio de los cuales la sangre fluye irrigando todos los órganos, el cuerpo
vital cuenta con montones de fibras minúsculas que llegan a unirse en
determinados puntos y a ramificarse en otros.
Estos canales ínfimos, son los que transmiten la energía que este
vehículo extrae de la fuerza vital (también llamada prana, Chi, o Ki) y son
llamados Nadis o Meridianos, generalmente. Si los Nadis están en su estado
normal de buen funcionamiento, la energía es transformada mientras los recorre
sin ninguna especie de bloqueo significativo que pueda alterar en algo las
funciones de este vehículo.
Sin embargo, si los canales energéticos están bloqueados por algún
agente extraño, ya sea administrado desde el vehículo físico (drogas,
substancias degradantes, adictivas, estupefacientes, etc.) o desde el vehículo
astral (toda clase de negatividad emocional entra aquí, sobre todo aquella que
causa tensión muscular y nerviosa en el cuerpo físico), el flujo de la fuerza
vital se dificulta y es entonces cuando la vitalidad en el vehículo físico
disminuye y éste va desequilibrándose, hasta llegar el punto en el que se
presenta en él la enfermedad manifiesta, que no es más que un resultado de esta
especie de “congestión etérea”.
El cuerpo etéreo adquiere su alimento, que es la fuerza vital en
sus aspectos densos, de las partes sutiles del aire (paradójicamente), de los
alimentos y del agua, principalmente. También, en situaciones de dirección por
parte de la conciencia operante–aunque esto también se da en casos de necesidad,
toma su “alimento” del medio ambiente y de los organismos vivos que tienen
alguna relación simpática con él o también de aquellos con los que su “dueño”
ha establecido o tiene algún vínculo emocional (aquí el etérico se sirve de las
impresiones que recibe del cuerpo astral).
En el peor de los casos, esto puede culminar en el
vampirismo energético, ya que el cuerpo astral, instintivamente, también puede
servirse de este vehículo para absorber la energía que le sea necesaria para su
correcto funcionamiento, cuando éste ya está con cierto deterioro.
Este “cuerpo” puede controlarse partiendo de varios niveles de la
psique, aunque generalmente, como ya vimos, es un soporte para que la mente
subconsciente cumpla con su trabajo de mantener la vitalidad necesaria para que
el cuerpo físico realice sus procesos ordenadamente y sin fallas que puedan
alterar la salud del dueño.
Así, aunque la subconciencia lo controla la mayor parte del
tiempo, sus funciones también pueden ser dirigidas conscientemente, y la prueba
de esto es que puede establecerse un ciclo definido de respiración rítmica y
acompasada; con tan sólo empezar los ciclos conscientemente, después de unos
instantes, este vehículo seguirá el patrón que se le ha impuesto para tomar la
fuerza vital del ambiente o de donde su poseedor lo desee.
También, otra prueba de su uso consciente es que alguien puede
“desvanecer” su energía vital a voluntad, lo que significa que puede pasar
desapercibido para los sensitivos si es que su campo áurico está muy expandido;
en este caso, simplemente lo retrae hacia sí mismo y pasará como una persona
común y corriente.
Este control puede extenderse a expander o contraer el aura, sea
para un uso u otro, tanto bueno como malo, según vimos antes. Sin embargo, a
pesar de los ejemplos de su uso no tan correcto, y de su uso neutral, el
control de este vehículo puede emplearse para bien, ya que gracias a él pueden
realizarse curaciones magnéticas del tipo de las que hacía Mesmer, por ejemplo,
o las más tradicionales como el Reiki, etc.
Existen varios tipos y métodos de sanación empleando este
vehículo, pero en general, todos ellos están de acuerdo en las bases de la
metodología, que enuncia, a grandes rasgos, que se puede proyectar energía a
través del aura magnéticamente dirigida, partiendo del sanador hacia el
paciente en turno, para que éste último pueda asimilarla por medio del propio
vehículo etéreo.
Creo que a estas alturas está de más decir que el tipo de
energía que maneja/conduce es la vital.
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