CUERPO ASTRAL
Corresponde al tercer cuadrante de la materia y al elemento Agua
en el microcosmos; por consiguiente, las características de este elemento son
notorias en él.
Su conciencia es principalmente emocional, aunque por sí misma y
sin la dirección consciente de la mente, fácilmente puede ser llamada
emocional-instintiva…
Pero, por otro lado, cuando es adecuadamente dirigido por el
vehículo mental, la llamada inteligencia emocional es una de sus facultades
principales.
Es el vehículo de las emociones, de los deseos, de los
sentimientos, anhelos, aspiraciones, etc.
La parte de la psique que controla sus funciones desde un
principio es el ego, por lo cual fue llamado eidolon por los antiguos griegos,
palabra que a la vez se refiere al ego y a este vehículo.
La mayor parte del tiempo, este ego se debate el control de éste,
al que cree su vehículo, con el inconsciente y con la conciencia; pero, en la
mayoría de los individuos, el ego se mantiene como su amo y señor absoluto, y
es por culpa de este tirano autonombrado señor EGO, por lo cual la mayoría de
los individuos “poco evolucionados” trabajan y obran en este nivel siguiendo
sólo a sus pasiones, a sus deseos, etc.
Después de todo, el origen de la gratificación de los sentidos
debemos buscarlo en este vehículo, ya que si no fuera por éste, el cuerpo físico
no sería más que una masa inerte.
La energía que maneja es la psíquica inferior, que se asienta
mayormente en la libido, además de utilizar también la energía contenida en el
llamado “ID” por los psicólogos.
El cuerpo celeste que más influye sobre él es la luna, así como
influye sobre las mareas y transmite las vibraciones de prana que refleja del
sol, como un espejo que dirigiera sus rayos a la tierra.
El cuerpo sideral, como también es llamado, se conoce así porque
es el vehículo que cuenta con las “estrellas internas” o centros energéticos,
llamados “chakras” por los practicantes orientales.
Por medio de estos centros energéticos, este vehículo recibe las
energías cósmicas que provienen de los distintos planetas y estrellas (que son
condensaciones de la Luz
Cósmica ), cuerpos y esferas cósmicas, y las asimila a su
propio sistema especializado, por medio de las correspondencias que existen
entre las estrellas del macrocosmos y estas estrellas interiores, que son de la
inferior a la superior: el centro de Saturno (Muladhara Chakra, el centro
raíz), el centro de Marte (Svadhisthana Chakra, llamado “morada del ser”), el
centro de Júpiter (Manipura, llamado “ciudad de las gemas”, el chakra del plexo
solar), el centro del Sol (Anahata, el chakra cardíaco), el centro de Venus
(Visuddha, el chakra laríngeo), el centro de la Luna (Ajna, el “tercer ojo”), el centro de
Mercurio (Sahasrara Padma, llamado chakra de la coronilla y “loto de los mil
pétalos”).
Su materia es la más densa, después de la física, y está en
constante vibración, que sí es apreciada por aquellos que logran ver con este
vehículo.
Su cualidad es magnética, y siendo de naturaleza lunar, aparece
ante la vista en forma oval, como un ovoide de brillo y luminosidad plateada,
que parece estar superpuesta sobre un halo obscuro. Por su cualidad fría e
inestable, que siempre está en movimiento, parece como si perdiera el
equilibrio o la estabilidad algunas veces. En los individuos sanos
emocionalmente, este ovoide refleja todo una gama de coloraciones luminosas
como un espejo podría reflejar el brillo tornasolado de un rayo de luz
descomponiéndose en un prisma.
Esta es su aura propia, más bella que una arco iris en miniatura,
en aquellos que son más avanzados y que lo han purificado hasta cierto punto.
Pero, por el contrario, en los individuos con desequilibrios
emocionales, este vehículo pasa del plateado que le es inherente a colores
grisáceos y opacos, y su luminosidad decrece considerablemente, hasta verse
casi como una sombra, apenas con un ligero halo plateado, como señal casi
olvidada de su origen perdido. Esto se observa muy seguido en aquellos que
están al borde de la depresión, y también en los practicantes expertos en las
artes obscuras y negras.
En condiciones normales, este vehículo no aparenta tener
forma definida, excepto cuando está alineado con el cuerpo físico; siendo este
el caso, adquiere la forma de este último, al cual interpenetran como el agua a
la esponja. Pero si está aparte, adquiere la forma que ya describimos antes.
Sin embargo, durante la proyección astral y similares empleos de
este vehículo de forma independiente del físico, la mente de su poseedor lo
moldea de acuerdo a la figura propia de su cuerpo físico, así que no será
difícil reconocer a alguien visto en proyección astral o en los
reinos astrales, salvo si es uno de esos que, por su corrupción desmedida, ya
han descendido más bajo que las sombras y han adquirido el carácter de las
bestias; a estos que son rarísimos, se les ve bajo formas animales en el
astral.
En las personas comunes, este vehículo es de naturaleza
pasiva y fría, como ya mencionamos, con respecto a los otros vehículos; pero,
al mismo tiempo, es esta pasividad, la que le hace vulnerable a cualquier
perturbación que provenga de lo interno (explosiones de ira, desequilibrios
emocionales, etc.), así como agentes y estímulos extraños que provengan del
exterior.
Es tan sensible a esta clase de alteraciones como el agua calmada
de un estanque a los impactos que le cause una piedra al caer sobre su
superficie.
Y así como en este ejemplo se producen ondulaciones, en el cuerpo
astral se producen alteraciones similares aunque más considerables cuando hay
esa clase de irrupciones.
Pero a pesar de todo esto, su materia tiene cualidades que le
hacen ser muy útil también.
Su materia fluctúa y es moldeada por un simple arrebato emocional,
por gentil que éste sea. Y estando presente en su reino, y relativamente libre
de la atracción que el físico ejerce sobre él, adquiere cualquier forma que la
conciencia de su poseedor desee.
El deseo es el detonante de estos cambios, y una vez que
éste botón se ha controlado, su materia está sujeta a fluctuaciones tan rápidas
como las facultades emocionales unidas a las volitivas lo deseen.
Pero la constante es que el carácter de un ser moldea siempre su
forma. La substancia que lo conforma es la luz astral principalmente, la cual
es un aspecto inferior de la
Primera Materia , y ésta luz continua y sin intermedios o
fluctuaciones de naturaleza estroboscópica, le dota de una naturaleza térmica y
magnética en los rangos inferiores de la escala. Su cualidad eléctrica debe ser
activada, ya que casi siempre está en estado pasivo, salvo que por medio de la
práctica de la Alquimia
se le haga morir en su naturaleza lunar y se le despierte en su naturaleza
solar; siendo así, por medio de él se puede obrar en los distintos mundos,
puesto que todos los mundos superiores están contenidos dentro del astral, y
éste permea a los que le son inferiores en vibración. Y elevado de su condición
caída, ganará la estabilidad y sutilidad con las que simultáneamente cuenta el
etérico superior. Además, desenvolverá todas sus facultades psíquicas.
El cuerpo astral recibe su alimento del exterior, vía el chakra de
la coronilla, el cual funge como antena receptora que luego transmite la
energía vital del exterior a los chakras que están alineados por debajo de este
chakra principal. Así pasa del chakra de la coronilla hacia los centros
energéticos inferiores y cada uno de ellos la transforma de acuerdo a sus
funciones y las necesidades adaptativas de los vehículos vital y físico.
Siguiendo al principio de que las fuerzas superiores gobiernan
sobre las inferiores, siendo sus modelos, y que las fuerzas y los principios
inferiores siempre están condicionados por los superiores, este cuerpo es
activo en relación con el vital y el físico. Y el vital es receptivo a él, así
como el mismo cuerpo astral es receptivo con respecto al cuerpo mental, siendo
que los vehículos inferiores reciben y transmiten las impresiones que les
proyectan los superiores, y ellos, a su vez, las proyectan una vez adaptadas en
vibración a los vehículos inferiores.
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