Los ecos soterrados de nuestras células
VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE:
Los vínculos que nos unen a nuestros familiares desencarnados o fallecidos, son un cordón energético que ata a nuestros seres queridos a este plano de realidad, a la tierra retrasando la evolución de su alma. Esta conexión se establece desde la tristeza, el dolor y sobre todo la culpa de no haber sabido resolver nuestra vida conforme a nuestro propósito. Si al morir dejamos muchas cosas sin resolver esto es motivo suficiente para volver a encarnar o para quedar errantes en planos intermedios. Si tenemos algún tema irresuelto con algún familiar fallecido podemos constelar esta situación para que sea liberada en amor, perdón y gratitud y de esa forma no interferir en el camino del alma del que se ha ido.
Aprender a morir debiera estar en nuestra lista de tareas, esto implicaría romper con un sistema de creencias patriarcal basado en el miedo y la limitación. El miedo a la muerte es un miedo a nosotros mismos. Cada vez hay más testimonios de personas que experimentan experiencias cercanas a la muerte y todos coinciden en que van a un lugar donde se encuentran con sus seres queridos fallecidos y experimentan una revisión de vida donde comprenden el sentido último de su existencia.
Nuestros ancestros se convierten en nuestros guías puesto que ellos comprenden desde una perspectiva más amplia el sentido de esta vida.
Sobre la vida después de la muerte hay muchísimo escrito, Brian Weiss por ejemplo ha hecho descubrimientos sorprendentes en su trabajo de regresiones a otras vidas. En su primer libro “Muchas vidas, muchos maestros” relata cómo tuvo que cambiar su sistema de creencias ante la evidencia de sus investigaciones.
Debemos entender la vida desde una perspectiva más amplia, ver el cuadro total para entender que “vida y muerte” se manifiestan cumpliendo la máxima ley del creador que es el “cambio”, la evolución y transformación.
Cuando nos reconocemos como parte de un todo, entendemos que esta conexión es para bien y para mal una realidad que debemos saber manejar.
COMPRENSIÓN DE LAS MEMORIAS
Los momentos dolorosos o de shock vividos por el alma quedan grabados en nuestra impronta y perduran generaciones y quedan grabados en nuestras células. Esas memorias si no son llevadas a la luz de la compresión y sanadas por ende, cristalizan en nuestro cuerpo físico llevándonos hacia un desequilibrio o enfermedad. Elevar nuestro nivel de consciencia puede llevarnos a entender el origen de nuestra sombra que habita en lo más recóndito de nuestro inconsciente.
La famosa vidente Marilyn Rossner en una conferencia que concedió el pasado 1 Noviembre de 2009 en el paraninfo de la universidad de Albacete , afirma que las memorias ancestrales que nos afectan de forma más inmediata, datan de ocho generaciones atrás, que cada generación pasada nos afecta en nuestra actual existencia, por ejemplo de las dos últimas generaciones a día de hoy, somos influenciados mental y emocionalmente por un pasado de 50 años (dos generaciones), es decir, en España por ejemplo, arrastramos memorias de dolor, de desconfianza, de traición, de escasez... debido a que mucha gente luchó contra sus propios vecinos o contra alguien incluso de su propia familia.
Estás memorias para ser liberadas deben ser tenidas en cuenta, deben ser llevadas a nuestra consciencia, para desde ahí ser sanadas y transmutadas. Es esencial que miremos atrás y abracemos a nuestros ancestros. Sin tener que remontarnos tan atrás, en nuestra vida, en la actual vida, tenemos patrones de conducta que se repiten, experiencias similares que se nos presentan una y otra vez. Incluso si nos fijamos bien podemos identificar esa actitud es similar a la de algún familiar directo, madre, padre, tío o abuelo o abuela. Todo ello sucede porque una memoria ancestral sigue mostrándonos que no hemos aprendido y debemos experimentar esa experiencia repetidas veces hasta que somos capaces de trascenderla.
MUJER Y SU SOMBRA
El arquetipo de la mujer tiene a sus espaldas memorias de dolor y sufrimiento, memorias de abusos y violaciones. Su útero alberga memorias ancestrales de generaciones de mujeres. El dolor silencioso y violento de no poder expresarse, ni defenderse, de mujeres que no tenían ninguna libertad. Pero es hora de que la mujer reconozca su sombra y se reconecte con su verdadero ser, entendiendo que el hombre es un reflejo de sí misma.
La violencia es una emoción dolorosa no canalizada correctamente, cuando las mujeres no se aman a sí mismas, atraen precisamente eso, hombres que no se aman a sí mismos, todo esto es caldo de cultivo de una falta de compresión traducida en desconfianza y violencia. Como individuos venimos a este maravilloso planeta para algo más que a huir de nosotros mismos y pagar la hipoteca, es necesario que tomemos nuestra responsabilidad.
El dolor que experimenta la mujer en el útero, nos habla de la vida, de sus ciclos. Está localizado en su centro emocional, donde moran las heridas, las aguas ocultas que fluyen dentro de cada una. Al relegar a la mujer y su papel dentro de la comunidad a un segundo plano, esto provocó una herida profunda en la psique de la mujer: “no merecimiento” y sometimiento al hombre “Esclavitud”, enterrando su profundo dolor durante generaciones, y transmitiendo esta impronta emocional a sus hijos.
No hay más que repasar la historia, para ver que la mujer carga con un gran peso de dolor emocional que se traduce hasta nuestros días. La violencia de género es el resultado de memorias no sanadas, y es responsabilidad tanto de la mujer como del hombre alimentar esta realidad. El hombre no es el “malo de la película” ni la mujer la “victima”, esto solo perpetúa que la situación se repita una y otra vez.
Sólo cuando aceptamos nuestra responsabilidad y dejamos de lado al miedo podremos conocer quienes somos en realidad.
El HOMBRE Y SU SOMBRA
El arquetipo del hombre lleva muchas memorias de dolor profundo, al hombre se le ha educado para no expresar sus sentimientos, esto acarrea un gran dolor soterrado que aflora en forma de violencia. Muchos de nosotros cuando hemos sido hombres en otras encarnaciones hemos sido guerreros, soldados, participado en guerras, donde hemos regado la madre tierra con la sangre derramada en las batallas. El arquetipo del hombre arrastra heridas profundas en su corazón. El despertar y honrar su parte femenina es hoy en día una necesidad de primer orden.
EL DESAMOR COMO ORIGEN DE LA HERIDA
La herida más profunda del ser humano es el miedo a “Ser amado”. Desconocemos el amor y le tenemos miedo porque todo lo que nos relaciona a él es dolor y sufrimiento. Y todo ello es así por una falta de conocimiento y comprensión. Ya, desde muy pequeños, comenzamos a experimentar la carencia, el miedo provocado por la falta de amor. Ya desde el propio seno materno la madre es la primera fuente de amor para él bebé, si este primer contacto es deficiente o insuficiente, creamos nuestros primeros patrones dolorosos y negativos con respecto al amor. El resto de nuestra vida la dedicaremos a crear experiencias que nos recreen esa primera experiencia, donde manifestaremos nuestro profundo dolor por este sentimiento de rechazo de muchas formas inconscientes.
Bert Hellinger creador de las Constelaciones Familiares Sistémicas en una entrevista que concedió al Diario la Vanguardia, asegura que nuestro éxito en la vida depende directamente de nuestra relación con la madre. Da que pensar, ¿verdad?
continuará...
Grácias por ese fabuloso mensaje.
ResponderBorrarTodo es constelación.
Unión con unió.
Gamilias con familias.
Toda una integridad para la salud de la Madre y la nuestra.
Un abrazo.