EL PODER DE LOS AMULETOS
Ningún objeto influye sobre la suerte o los espíritus. El poder de las cosas está en la sugestión, en lo que uno crea que pueden hacer. No te dejes manipular por miedos ni supersticiones. El cielo y el infierno no existen: son metáforas para representar estados del alma.
Y para explicarlo, imaginemos a Daniel, un niño travieso que todos los días jugaba en la calle hasta muy entrada la noche, y que dejó de hacerlo a partir del día en que un sacerdote amigo de la familia narró la historia de una bruja y un chupacabras que estaban apareciendo por las calles del pueblo después de las nueve de la noche.
Pero Daniel creció y ahora es un joven apático y poco sociable que se despide muy temprano de sus amigos para irse a casa, usualmente antes de las nueve de la noche.
Pero la madre encontró la solución: invitó al sacerdote a una comida de agasajo con motivo de su "reciente viaje a Roma". ¡Y vaya casualidad! Éste trajo de regalo unos escapularios que tenían el poder de alejar a los malos espíritus, brujas y chupacabras. Y Daniel fue uno de los afortunados en recibirlo. Ahora Daniel comparte un nuevo estilo de vida. Amanece en las fi estas del colegio y disfruta las excursiones de fin de año.
Pero lo perfecto todavía no se ha inventado: un día que se estaba bañando en el mar con unos amigos, le robaron la ropa y el escapulario que allí ocultaba, lo cual hizo que a éste regresaran los miedos de antes. Y eso perdurará hasta que consiga otro amuleto...
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