EL CARÁCTER PASIVO-AGRESIVO
Consejo de los ángeles:
Hay ciertas situaciones en las que resulta imposible ganar, por tanto, es mejor evitar el conflicto
Uno de los ejemplos más claros de la imposibilidad de ganar es aquella situación en la que nos enfrentamos con la agresión de una persona pasiva. Se nos juzga, se nos declara culpables y se nos condena, sin siquiera saber que hemos estado delante de un tribunal. El comportamiento pasivo-agresivo es una trampa para las dos partes y una de las peores faltas de sinceridad. Todos tenemos, a veces, esa tendencia; somos pasivos-agresivos cuando levantamos obstáculos en el camino de otra persona, en vez de decirle que nos ha herido con su actitud; y lo somos cuando dejamos que otros tomen decisiones que nos afectan, para luego odiarlos porque nos controlan. Tratar con situaciones en las que nos sentimos desarmados es un asunto que requiere valor y sinceridad y una continua dosis de sabiduría por parte de los ángeles, pero estos siempre nos ayudarán pidiéndonos sencillamente que nos comportemos con honradez y luego nos olvidemos del problema e intentemos ser felices.
Cuando nos convertimos en el objetivo del ataque de una persona llena de energía negativa, lo mejor es darnos cuenta de lo que pasa y pensar con claridad. Una persona pasivo-agresiva quiere que la escuchen, pero utiliza para ello medios que, a veces, pueden ser destructivos. Si la situación es grave y no tenemos más remedio que enfrentarnos a ella, pediremos ayuda a los ángeles y preguntaremos a esa persona qué le pasa con nosotros. Luego nos mantendremos firmes, porque la falta de honradez y sinceridad está en el aire y tiene tanta capacidad de contagiarnos como el peor de los virus. Por eso, a veces, cuando el aire está lleno de actitudes pasivas-agresivas, es mejor poner tierra por medio.
Meditación de los ángeles:
No permitiré que me afecten las actitudes pasivo-agresivas, porque los ángeles me enseñan que tengo cosas más importantes que hacer.
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