Son varias las razones que esgrimen quienes aún defienden la mutilación genital en niñas, aunque lo que persiguen principalmente es conservar la virginidad femenina y garantizar la fidelidad.
El Día Mundial contra la Mutilación Genital Femenina pretende acabar con este abuso, aludiendo que no solo constituye una violación de los derechos humanos, sino que supone además un claro peligro contra la salud pública.
Además de eliminar el placer sexual, la ablación puede ocasionar dolores en el coito e infecciones en la pelvis. El riesgo de fallecer tras un parto aumenta también en las mujeres sometidas a una mutilación genital, y los daños psicológicos con los que tienen que convivir a lo largo de sus vidas son más que evidentes.
Se calcula que actualmente se realizan ablaciones en 28 países de África y Oriente Medio, aunque hay comunidades de inmigrantes que también conservan esta tradición en puntos de Europa, Norteamérica, y Australia.
Más de 3 millones de niñas son sometidas cada año a la ablación, lo que supone una violación de los derechos humanos más elementales.
Se calcula que hay en todo el mundo entre 100 y 140 millones de mujeres mutiladas genitalmente.
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