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REBELIÓN CONTRA DIOS
Consejo de los Ángeles:
Cuando nos rebelamos contra Dios, nos estamos rebelando contra el bien que está dentro de nosotros
Los rabinos definen el pecado en el judaísmo como “rebelión contra Dios”, es decir, una desobediencia premeditada contra la conducta correcta que recogen las enseñanzas de la Torah. La vida está hecha de moral estricta y preceptos éticos que, cuando se siguen, aseguran la armonía sobre la Tierra. Cuando nos desviamos de esos principios, se pone en peligro la salud y seguramente la supervivencia de la comunidad y se perturba el orden divino. A veces nos asalta la tentación de rebelarnos contra Dios, por ejemplo, cuando sufrimos una tragedia. Decimos: “¿Cómo es posible que Dios lo permita? ¡No creeré en Él nunca más!” Pero eso no es pecado, sino una comprensible angustia humana, que Dios sabe que debe expresarse antes de que llegue la curación. La forma más compleja de rebelión contra Dios implica un comportamiento en la vida que desprecia los valores divinos del amor, la compasión, la sinceridad y la decencia. No se trata, entonces, de un simple enfado ante un poder externo que nos parece arbitrario, sino el rechazo de los aspectos divinos de nuestro ser. Acabamos por desligarnos de nuestro ser más íntimo y nos convertimos en seres impíos. Los ángeles son los agentes de la integridad y de la piedad, y están aquí para recordarnos la forma más elevada de conciencia, la que nos une a Dios y a nuestra alma.
¿Cómo defines el pecado? ¿Cuáles son los peores pecados que puedes imaginar? ¿Y el peor que hayas cometido? Piensa en lo cerca que estás de Dios cuando actúa lo mejor de tu naturaleza, porque Dios es la fuerza unificadora del amor y la compasión que mantiene el vínculo de la vida.
Meditación de los Ángeles:
No intentaré tener una buena vida, sino una vida buena
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