Cuando llevaste palabras de consuelo, te quedaste a cambio con la tristeza. Cuando diste abrazos sentidos, retiraste de otras espaldas la pesadez del dolor. Cuando ofreciste tus manos a los hermanos caídos, diste tu energía y absorbiste parte del cansancio. Así fuiste purificando tu entorno, simplemente por amor. ¿Has visto lo hermoso y reluciente que está el jardín de la existencia? Ahí brillan, sin cesar, cada una de tus acciones conscientes.
El trabajo de limpieza fue muy arduo, lo sé. Nos enojamos ante tanta suciedad, sin embargo juntamos, por amor, todo aquello que podría herir o hacer que otros tropiecen. A cada paso, nuestra mochila se fue engrosando. De todos modos, al verlos sufrir tanto, aceptamos llevar parte de lo que otros transportaban. Sin darnos cuenta nuestra carga se volvió muy densa, por eso ahora sentimos la necesidad imperiosa de soltar, ¿no es así?
Hoy es el día. Quiero se sepas que en un emotivo gesto de reconocimiento por tu tenaz tarea, un bellísimo ser de luz se está presentando. Vino a recibir todas las piedras y espinas que retiraste a lo largo del intenso recorrido. ¿Puedes sentir como tu espalda descansa? Mientras te mira amorosamente a los ojos y te bendice, besándote en la frente, hace una reverencia muy especial y se retira, sonriente, con tu abultada mochila.
¿Estás bien? Respirá muy hondo. Ahora te contaré algo que tal vez te asombre. Lo que juntaste con tanto esfuerzo, es dejado nuevamente –con muchísimo amor- en otras partes del camino. ¡Sí, escuchaste bien! Las piedras y las espinas nunca fueron enemigas, están al servicio de ayudarnos a crecer, de modo que despertemos y alcancemos nuevos niveles de consciencia. Transformando nos transformamos. No hay divisiones. Somos Uno.
¿Por qué esa cara? La tarea no fue inútil. Ahora hay luz en tu corazón. La solidaridad, la compasión, la humildad y la sensibilidad se hicieron carne en nuestros cuerpos a medida que nos inclinamos por amor a nuestros hermanos. Todo tiene su razón de ser. Quien juntó ya no es el mismo que dejó la carga. Las vivencias nos hicieron más y más humanos. Todo contiene una enseñanza oculta, en cuya esencia está el amor.
Este mensaje afirma lo que ya sabías: la vida es un increíble juego, de infinito amor y sabiduría, donde todo está al servicio de la evolución. El jardín de la existencia nunca pierde su belleza, sólo deja que juguemos a limpiar lo que nunca estuvo sucio, para que seamos capaces de animarnos a más. ¡Vamos, liberemos nuestras alas! ¡Corramos con el corazón abierto! La luz del amor nos llama. Emprendamos vuelo en dirección al Sol.
Por Julio Andrés Pagano
Encontre de casualidad esta pagina, los felicito, estoy leyendo todo lo que dicen, la musica, hace poco tiempo comenze con yoga, la verdad, me hace bien a la mente y sobre todo a mi espiritu..Gracias Magda.
ResponderBorrargracias Magda! sabes que no existen las "casualidades"... bienvenida e mi espacio, te envío un gran abrazo de luz, Bea
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