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martes, 10 de noviembre de 2009

Intuición


La razón y la intuición:


La intuición se produce como un destello. No se desarrolla poco a poco. El conocimiento inmediato que se logra por medio de la intuición une al alma individual con el Alma Suprema. La intuición funde al sujeto y el objeto de su conocimiento, junto con el proceso del conocer, con lo Absoluto, donde no existe la dualidad. En la intuición, el tiempo se convierte en eternidad y el espacio en infinitud.

El conocimiento intuitivo es el más elevado. Es el conocimiento imperecedero e infinito de la Verdad. El conocimiento sensorial es el conocimiento de la apariencia, pero no de la Verdad.

El conocimiento sensorial es una forma falsa de conocer, mientras que la intuición es la forma correcta de conocer. Única y exclusivamente por medio de la intuición puedes obtener el Conocimiento del Ser, o Atma-Jñana.

Sin el desarrollo de la intuición, el hombre intelectual permanece imperfecto. El intelecto no tiene el poder suficiente para penetrar en las profundidades de la Verdad. El intelecto funciona dentro del reino de la dualidad, pero es inefectivo en el reino de la no-dualidad.

La mente y el intelecto son instrumentos finitos. La razón es finita. No puede penetrar en lo Infinito. Únicamente la intuición puede comprender lo Infinito. Los intentos científicos por comprobar lo Infinito son fútiles. El único método científico válido, en este caso, es el intuitivo.

La meditación conduce a la intuición. La meditación es la clave que permite la expresión de la divinidad, o Atman, oculta en todos los nombres y formas.

El proceso de la meditación:

No puede llegarse al Conocimiento sino por medio de la meditación. El aspirante ha de rebuscar hasta en su propia alma, y entonces se manifiesta la Verdad.

Por medio de la meditación regular vas creciendo gradualmente en espiritualidad. La llama divina crece y se vuelve más y más brillante. La meditación te confiere, gradualmente, la luz eterna y la intuición. Por medio de la práctica constante de la concentración y la meditación, la mente se vuelve tan pura y transparente como un cristal. El estrépito de la lucha por las cosas mundanas se va reduciendo más y más al irse uno abstrayendo en el interior de sí mismo.

Este nuevo plano tiene sus leyes propias. La música es distinta. Sus notas son muy dulces. Todo aparenta ser mejor. La pureza del despenar espiritual cambia la perspectiva propia y uno empieza a buscar devotamente sólo aquello que le produzca, a la larga, una felicidad y una paz verdaderas y perennes. La búsqueda de ventajas materiales e inmediatas se vuelve, por tanto, menos urgente.

La meditación te guía más y más hacia el interior de ti mismo, de lo grosero a lo sutil, de ello a lo más sutil, y de ahí a lo más excelso, el Espíritu Supremo.

Al trascender la conciencia del cuerpo meditando en el Señor, uno logra el dominio universal. Todos sus deseos son entonces satisfechos. La meditación es el único camino real adecuado para alcanzar la inmortalidad y la dicha eterna. La paz y la dicha no pueden hallarse en los libros, iglesias ni monasterios. Sólo pueden lograrse cuando amanece el Conocimiento del Atman.

¿Para qué leer tantos libros? No sirve de nada. El libro más grande se halla en tu propio corazón. Abre las páginas de este libro inagotable que es la fuente de todo conocimiento. Conocerás entonces todo. Cierra los ojos. Abstrae tus sentidos. Aquieta tu mente. Silencia los pensamientos bulliciosos. Apacigua tus ondas mentales. Sumérgete profundamente en el Atman o el Ser, el Alma Suprema, Luz de Luces y Sol de soles. Todo conocimiento te será entonces revelado. Todas tus dudas se desvanecerán. Todas las angustias mentales desaparecerán. Todo tipo de discusiones acaloradas y debates coléricos llegarán a su fin. Sólo permanecerán la paz y el Conocimiento, o Jñana.

Todos los nombres y todas las formas se desvanecen en la meditación profunda. En ese estado se experimenta la conciencia de un espacio infinito, pero también esto desaparece para dar lugar a un estado de nada. De pronto, amanece la iluminación, el Nirvikalpa Samadhi.

El Nirvikalpa Samadhi es la más elevada realización. Durante este estado se intuye la Realidad en su totalidad. Es la experiencia de la unidad con lo Absoluto. Se experimenta la superconsciencia bráhmica, en lugar de la inanimada consciencia individual.

A la experiencia de lo Absoluto se le llama Samadhi. Consiste en la liberación de la aflicción, o la dicha absoluta. El Samadhi no consiste en la negación de la personalidad, sino en su consumación. En ese estado de iluminación suprema se siente la unión entre sujeto y objeto. No ves nada más, ni oyes nada más, ni conoces nada más.

El conocimiento sencillamente ilumina. No te exige hacer nada tras esa iluminación. Conocer es existir. El conocer y el existir no pueden separarse. Chit (el conocimiento) y Sal (la existencia) son una misma cosa. Pero donde prevalecen el conocimiento absoluto y la existencia absoluta, también hay dicha absoluta.

La dicha de la realización del Ser no puede describirse con palabras. Una tranquilidad que nada puede perturbar, una paz suprema sin ninguna agitación, una luz y una dicha sin mezcla, tal es el destello de la realización del Ser.

El placer sensual no es nada comparado con la dicha de la meditación y el Samadhi. Elévate por encima de la vida sensorial. Despierta y comprende que eres el Atman puro e inmortal. Contempla al Atman, único en todos los seres, y alcanza la inmortalidad y la dicha eternas.

Escucha acerca del Atman o el Alma. Luego entiéndela. Después reflexiona acerca de ella. Más tarde, medita en ella. Y, finalmente, realízala. Tat Tuam Así: Tú Eres Ello. ¡Tú eres el Atman! Entiende esto y sé libre. Nada puede impedirte que logres la realización de tu naturaleza esencial.

La realización del Ser no es una invención. Es tan sólo el descubrimiento del Ser. Es conocer el propio Ser. Es una toma de conciencia. La realización del Ser no es algo que vaya a lograrse por vez primera. No necesitas, en realidad, alcanzar o llegar al Atman o al Ser. Eres verdaderamente el Atman o el Ser Supremo. Sólo necesitas abrir tus ojos internos.

La filosofía Vedanta urge al individuo a alcanzar su propia libertad, gloria y dignidad. Conoce la fuente de la libertad, la raíz de la dicha y sé libre.



Extraído del Libro "Senda Divina", de Sri Swami Sivananda (1887-1963)

Sirve. Ama. Da. Purifícate. Medita. Realízate.

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