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EL UNIVERSO TODO LO VE, TODO LO ESCUCHA...

sábado, 22 de octubre de 2011

frase del día


"La honradez es siempre digna de elogio, aun cuando no reporte utilidad ni recompensa"
 Cicerón

Perdonar a nuestros padres


El nacimiento a la edad adulta

No hay ninguna relación que sea tan importante en potencia como la que tenemos con nuestros padres. Generalmente, sobre ella se erigen los cimientos emocionales de nuestra vida.

Después de vivir nueve meses en un vientre seguro y que nos nutre, hacemos nuestra entrada en el mundo exterior. El proceso natural del parto nos lleva hasta el momento en que se corta el cordón umbilical y se establece nuestra autonomía física.

Cuando llegamos a este mundo somos influenciables y receptivos, y al principio seguimos las indicaciones de nuestros padres, los directores temporales de nuestra vida. Después, a medida que pasan los años, aprendemos nuestras primeras lecciones sobre el amor y el temor, la seguridad o la inseguridad, la generosidad o el miedo y la ambición, el respeto por nosotros mismos o la vergüenza y la poca autoestima, la necesidad de controlar o de sentirnos seguros en nuestra vulnerabilidad.

Cuando llegamos a la edad adulta tenemos la oportunidad de hacer realidad otro tipo de autonomía, una autonomía esencial para nuestro crecimiento emocional y nuestra madurez espiritual. Si no hemos sanado la relación con nuestros padres, esta autonomía nos exige pasar por otro proceso de parto. Entonces, en lugar de cortar un cordón umbilical físico, hemos de cortar uno emocional que nos liga a nuestros padres, un cordón hecho de un pasado de necesidades insatisfechas y expectativas no cumplidas.

Muchas veces está compuesto de rabia, críticas, acusaciones, vergüenza y culpa. Si este cordón continúa intacto, hará que una parte nuestra siga siendo un niño pequeño, nos cerrará el corazón y, al igual que todo resentimiento, nos retendrá como rehenes emocionales del pasado. Cortar el cordón requiere que no dependamos de nuestros padres, que ya no esperemos de ellos sustento, amor ni apoyo si no nos lo pueden proporcionar en estos momentos. El perdón nos sirve de misericordioso escalpelo con el cual cortamos el cordón umbilical y quedamos libres.

Si perteneces a esa minoría de afortunados que se criaron con un padre y una madre cariñosos y capaces de responder de manera responsable, afectuosa y sincera a la necesidad de amor y orientación de sus hijos, es bastante probable que no sientas ninguna necesidad de perdonar para sanar sentimientos de rabia y rencor. De todas maneras te puede ser útil el perdón para transformar hasta esas pequeñas irritaciones y esos conflictos sin importancia que normalmente surgen en casi todas las relaciones.

No obstante, es posible que pertenezcas a la mayoría de adultos cuyos padres no supieron reconocer y satisfacer sus necesidades básicas, es decir, una relación de amor y afecto, seguridad física y emocional, respeto, inocencia y diversión. Si tus padres no satisficieron esas necesidades básicas y tú aún no te has recuperado ni has sanado tu relación con ellos, es probable que se active tu «niño interior» cada vez que hablas con tus padres e incluso cuando piensas en ellos. También es posible que este «niño interior» entre en actividad en muchas otras relaciones si sus necesidades son importantes y están insatisfechas. La activación del niño interior no es una reacción consciente, sino que se da sin que uno tenga ni voz ni voto en ello. La puede provocar un inocente comentario hecho por el padre o la madre, el sonido de su voz o simplemente su presencia. A veces incluso podemos sorprendernos al estar con nuestros padres y no sentirnos la persona adulta y madura que conocen nuestros amigos y colegas. Uno ve a su madre o a su padre y enseguida se activa el niño de siete años.

Las críticas de nuestros padres causan estragos en nosotros. Sus exigencias y su necesidad de controlar nos enfurecen. Sus negativas nos producen ataques de ira. Sus enfados provocan los nuestros. Continuamos exigiendo un amor que ellos no pueden darnos. Abandonar la esperanza de que nuestros padres satisfagan alguna vez nuestras necesidades suele provocar un profundo sentimiento de pérdida y una honda tristeza que para sanar requieren aceptación y aflicción.

Carol era la mayor de cuatro hermanos en una familia en que los padres eran alcohólicos. Su padre solía maltratar a su madre y la niña sentía la necesidad de protegerla y rescatarla. Cuando inició la terapia a los 41 años, Carol sintió ira contra su madre por no haberse preocupado de ella y empezó a exigirle que estuviera para ella como jamás lo había hecho antes. La rabia ocupaba el lugar de un profundo miedo a la pérdida y el abandono. Por primera vez en su vida sentía rabia contra su madre y la expresaba. Pero sólo cuando sintió el fuerte impacto de la verdad, es decir, que su madre no podía darle lo que tanto necesitaba, pudo entregarse a su intensa y dolorosa tristeza, liberar su honda pena y comenzar a sanar. Carol reconoció que su niña interior no recibiría el amor y el apoyo que necesitaba y merecía de la persona en quien los buscaba de un modo más instintivo.

Igual que Carol, para sanar tu dolor y a tu niño interior herido, tal vez tengas que acudir a terapeutas y consejeros eficientes y comprensivos, a amigos cariñosos dispuestos a apoyarte, a grupos terapéuticos, a otros familiares, a Dios o a lo que en los programas de Doce Pasos, como el de Alcohólicos Anónimos, llaman «poder superior», y a tu Yo. Cuando tu niño interior se siente amado, aceptado y lo suficientemente seguro para sentir y crecer, naces de un modo natural a una experiencia más segura de la edad adulta.
  
Abandonar las expectativas.
Puede haber mucho en juego al perdonar en una relación tan importante y básica como ésta. Hay mucho que dejar ir y mucho que ganar. Una cosa que hay que dejar ir es una imagen idealizada de cómo deberían ser los padres, aun cuando de pequeños ciertamente necesitáramos que fueran distintos a como eran.

Perdonar a los padres requiere abandonar la expectativa que nos lleva a exigirles lo que no nos pueden dar. Se puede desear que sean diferentes, y ayudarlos activamente a cambiar, pero para perdonar y tener paz mental es necesario dejar de aferrarse al hecho de que los padres deban ser de una u otra manera. Si continuamos exigiéndoles, aunque sea en un grado mínimo y sutil, lo que tal vez no son capaces de darnos en este momento, seguirá habiendo rabia, resentimiento y sentimiento de culpabilidad en todos los implicados.

El trabajo de cuidarnos y nutrirnos ha de pasar de nuestros padres a nosotros mismos. De ti depende continuar con tu vida eligiendo las cosas que te nutran y apoyen. Lo que necesitabas, deseabas y esperabas que te dieran tus padres tendrás que buscarlo en ti mismo y en otras personas. La adaptación a esa realidad puede activar muchísima ira. Es posible que tu niño interior chille: "Eso no es justo. Son ellos los que deben cuidar de mí. Era su trabajo darme estas cosas". Si bien una reacción así puede ser muy profunda y auténtica, llega un momento en que dejar de aferrarse a los padres es un paso necesario hacia nuestro propio poder.


Abandonar la lucha
Para perdonar, es necesario estar dispuesto a abandonar la lucha que hay implícita en el resentimiento. Al comienzo esto puede parecer muy arriesgado. En cierto modo, luchar nos hace sentir fuertes o que estamos vivos, y al abandonar la lucha con nuestros padres es posible que nos sintamos amenazados por una sensación de derrota y desvalimiento. No obstante, para sanar necesitamos permitirnos temporalmente sentirnos así, confiando en que más allá de esos sentimientos hay una fuerza interior profundamente arraigada en el Yo. Cosa sorprendente, es posible que la lucha o tensión se haya convertido en nuestra compañera de confianza, siempre presente y familiar. Dejar de luchar cambia la relación que tenemos con nosotros mismos y con nuestros padres. Tal vez la lucha tenía por objetivo separarnos de ellos, pero en realidad nos ha mantenido atados no sólo a ellos sino también a nuestra infancia.


Robin Casarjian



meditaciones con los ángeles 22 de octubre

DESARRAIGO


Consejo de los ángeles:
 “La meditación no es una vía de escape de la sociedad. La meditación consiste en preparase para volver a la sociedad, del mismo modo que la linfa alimental al árbol”
THICH NHAT HANH

El monje budista Thich Nhat Hanh utiliza, a menudo, su ocupación preferida, la de jardinero, como una metáfora de la vida. “Durante muchos años he sido jardinero en nuestra comunidad”, reflexiona en su ensayo Being Peace. “Sé que algunas veces es difícil trasplantar los esquejes. No es fácil transplantar algunas plantas, por eso utilizamos un tipo de hormona vegetal que la ayuda a enraizar en la tierra. Me pregunto si existe algún tipo de poción ... que pudiera ayudar a las personas desarraigadas a echar nuevas raíces en la sociedad”. Esa poción podría ser algo similar a la meditación, que no consiste en retirarse del mundo, sino en permanecer pegados a la tierra que nos une a las verdaderas raíces. Cuando profundizamos en la meditación, salimos de nuestra realidad física para entrar en el reino del alma, que nunca puede ser desarraigada, porque mora en la tierra de Dios.

¿Te has sentido desarraigado alguna vez en un trabajo, un lugar, una relación o, incluso, un país? ¿La muerte de un ser cercano te ha hecho sentir, de repente, que no perteneces a ningún lugar? A menudo, ese sentimiento de desarraigo es el que te muestra la dirección de tu auténtico hogar: Dios. Cuando utilizamos la meditación como un medio para centrarnos, nos apoyamos en las verdades eternas, cuyas raíces no pueden arrancarse porque no están plantadas en las arenas movedizas de la realidad material, sino en la base sólida de la conciencia divina.

Meditación de los ángeles:
Mientras los ángeles estén a mi lado, sé que nunca me sentiré desarraigado

viernes, 21 de octubre de 2011

frase del día


‎"Recuerda que tú estás en el mundo pero que no eres del mundo; por consiguiente, no desees cosas de éste que hoy están aquí y mañana ya no estarán. Bus­ca siempre las cosas del Espíritu, que son eternas y duran por siempre "
(libro Dios me Habló)

jueves, 20 de octubre de 2011

La Relación Perfecta 2/2


Necesitas ser sincero contigo mismo y sincero con todas las personas. Proyecta lo que sientes que eres verdaderamente y no finjas ser lo que no eres. Es como si estuvieses en un mercado: te vas a vender a ti mismo y también vas a comprar. Para comprar quieres ver la calidad del género. Y por lo tanto, a la hora de vender, es necesario que les muestres a los demás lo que tú eres. No se trata de ser mejor o peor que otra persona; se trata de ser lo que eres.

Si ves lo que quieres, ¿por qué no arriesgarte? Pero si ves que no es lo que quieres, ya sabes que vas a pagar por ello. Después no vayas por ahí llorando y diciendo: «Mi pareja me trata mal» cuando tú mismo lo veías tan claro. No te mientas a ti mismo. No inventes en la gente lo que no tiene. Este es el mensaje. Si sabes lo que quieres, descubrirás que es exactamente igual a la relación que tienes con tu perro, sólo que mejor.

Mira lo que tienes ante ti; no te ciegues ni finjas ver lo que no está ahí. No niegues lo que ves sólo para conseguir una mercancía cuando la mercancía no se adapta a tus necesidades. Cuando compras algo que no necesitas acaba en el basurero. Lo mismo ocurre con una relación. Evidentemente, puedes tardar años en aprender esta dolorosa lección, pero es un buen comienzo. Si eres capaz de empezar bien, el resto será más fácil porque podrás ser tú mismo.

Quizá ya hayas invertido una cantidad determinada de tiempo en una relación. Si decides continuar manteniéndola, te será posible volverla a iniciar aceptando y amando a tu pareja tal y como es. Ahora bien, lo primero que tendrás que hacer es dar un paso atrás. Tendrás que aceptarte y amarte a ti mismo tal y como eres. Sólo amándote y aceptándote a ti mismo, sencillamente como eres, te será posible ser y expresar lo que eres. Eres lo que eres y no hay más. No necesitas fingir que eres otra persona, porque cuando uno finge ser lo que no es, siempre acaba fracasando. Una vez que te has aceptado a ti mismo sencillamente como eres, el siguiente paso consiste en aceptar a tu pareja. Si decides estar con una persona, no intentes cambiar nada de ella. Haz lo mismo que con tu perro o con tu gato, permítele que sea quien ella es. Tiene derecho a ser quien es; tiene derecho a ser libre. Cuando inhibes la libertad de tu pareja, inhibes la tuya propia porque tienes que estar ahí para ver lo que tu pareja hace o deja de hacer. Pero si de verdad te amas a ti mismo, nunca renunciarás a tu libertad personal.

¿Eres capaz de ver las posibilidades que ofrece una relación? Explóralas. Sé tú mismo. Encuentra a una persona que se adapte a ti. Arriésgate, pero sé sincero. Si funciona, sigue adelante. Si no funciona, entonces hazle un favor a tu pareja y a ti mismo: márchate; permite que se vaya. No seas egoísta. Ofrécele la oportunidad de descubrir lo que realmente quiere, y a la vez, ofrécetela a ti mismo. Si no va a funcionar, es mejor mirar en una dirección distinta. Si no eres capaz de amar a tu pareja tal como es, debes saber que hay alguien que sí lo hará. No pierdas tu tiempo y tampoco le hagas perder el suyo. Eso es respeto.

Si tú eres el suministrador y tu pareja es la adicta, y eso no es lo que tú quieres, quizá te sentirías más feliz con otra persona. Pero, si decides mantener esa relación, haz siempre lo máximo que puedas. Haz lo máximo que puedas porque tú serás quien recogerá la recompensa. Si amas a tu pareja tal como es, si eres capaz de abrirle completamente tu corazón, alcanzarás el cielo a través de ese amor.

Ahora bien, si tienes un gato y lo que quieres es un perro, ¿qué hacer? Empieza a practicar desde este punto. Apunta hacia un nuevo principio, cortando todas tus ataduras con el pasado y empezando de nuevo otra vez. No necesitas mantener vínculos con el pasado. Todos nosotros somos capaces de cambiar y este cambio puede ser para bien. Se trata de un nuevo principio para ti a fin de que perdones todo lo ocurrido entre tu pareja y tú. Libéralo porque sólo se trataba de una cuestión que tenía importancia para ti. Sólo se trataba de un malentendido. Sólo se trataba de alguien herido que intentaba desquitarse. No merece la pena desperdiciar la posibilidad de alcanzar el cielo en una relación por lo que fuera que ocurriese en el pasado. Ten el valor de esforzarte el ciento por ciento en conseguirlo, y si no, libéralo. Libera el pasado y empieza cada día con un nivel más alto de amor.

Esto mantendrá el fuego encendido y hará que tu amor crezca todavía más. Por supuesto, detente a reflexionar en lo que significa tener buenos y malos momentos. Si un mal momento significa ser maltratado emocional o físicamente, no sé si la pareja debería continuar. Pero si pasar un mal momento significa que uno de los dos ha perdido el trabajo o tiene problemas laborales o que ha sufrido un accidente, eso es otra cuestión. Ahora bien, si los malos momentos provienen del miedo, de la falta de respeto, de la humillación o del odio, evidentemente no sé cuántos malos momentos es capaz de sobrevivir una pareja.

En la relación con tu perro puedes tener un mal momento por la razón que sea: un accidente, un mal día en el trabajo o cualquier otra cosa. Llegas a casa y allí está el perro ladrándote, moviendo la cola y buscando tu atención. No tienes ganas de jugar con él, pero el perro sigue ahí. Si tú no quieres jugar, él no se sentirá herido porque no se lo toma como algo personal. Una vez que haya celebrado tu llegada y descubierto que no quieres jugar con él, se pondrá a jugar él solo. No seguirá insistiendo en que seas feliz.

Hay veces, incluso, en que te sientes más apoyado por tu perro que por la pareja que quiere hacerte feliz. Si no tienes ganas de sentirte feliz y sólo quieres permanecer tranquilo, no es nada que haya que tomarse como algo personal. No tiene nada que ver con tu pareja. Quizá tienes un problema y sólo necesitas estar tranquilo. Sin embargo, tu silencio puede llevar a que tu pareja haga muchas suposiciones: «¿Qué le he hecho ahora? Es por mi culpa». No tiene nada que ver con tu pareja; no es nada personal. Si se te deja en paz, la tensión se desvanecerá y volverás a recuperar la felicidad.

Esa es la razón por la que la llave tiene que encajar en la cerradura, para que en el momento en que uno de los dos atraviese una mala racha o una crisis emocional, salga a relucir vuestro acuerdo de permitiros mutuamente ser lo que sois. De este modo, la relación es algo distinto; tiene otras características y puede ser algo realmente bello en su totalidad.

Miguel Ruiz del Libro "La Maestría del Amor"

miércoles, 19 de octubre de 2011

La Relación Perfecta 1/2


Imagínate una relación perfecta. Siempre te sientes feliz con tu pareja porque vives con la persona perfecta para ti. ¿Cómo describirías tu vida con esta persona? Bien, la manera en que te relacionas con ella será, exactamente, la manera en que te relacionas con un perro. Un perro es un perro y hagas lo que hagas, seguirá siendo un perro. No puedes convertir un perro en un gato o en un caballo; es lo que es.

Aceptar este hecho en tus relaciones con otros seres humanos resulta fundamental. No es posible cambiar a las personas, las amas tal como son o no las amaslas aceptas tal como son o no las aceptas. Intentar cambiarlas para que se ajusten a lo que tú quieres que sean es como intentar que un perro se convierta en un gato o que un gato se convierta en un caballo. Es un hecho: son lo que son y tú eres lo que eres. Bailas o no bailas. Es necesario que seas completamente sincero contigo mismo: decir lo que quieres y ver si estás dispuesto a bailar o no. Entiéndelo bien, porque es muy importante. Cuando realmente comprendas, probablemente serás capaz de ver lo que es verdad para los demás y no sólo lo que tú quieres ver.

Si tienes un perro o un gato, piensa en cómo te relacionas con él. Supongamos, por ejemplo, que es un perro. El animal sabe qué hacer para tener una relación perfecta contigo. Cuando tu perro hace algo mal ¿cómo reaccionas ante él? A un perro no le importa lo que tú hagas; sencillamente te ama.  No tiene ninguna expectativa. ¿No es maravilloso? Pero ¿qué ocurre con tu novia, tu novio, tu marido o tu mujer? Tienen muchas expectativas y cambian continuamente.

El perro es responsable de la mitad de su relación contigo. Esa mitad de la relación, la del perro, es completamente normal. Cuando llegas a casa, te ladra, mueve la cola y jadea porque se siente muy feliz de verte. Hace su parte realmente bien y tú sabes que es el perro perfecto. Tu parte también es casi perfecta. Te ocupas de lo que es responsabilidad tuya; lo alimentas, cuidas de él, juegas con él. Le quieres incondicionalmente; harías casi cualquier cosa por tu perro. Desempeñas tu parte perfectamente y él la suya con la misma perfección.

La mayoría de la gente es capaz de imaginarse con facilidad este tipo de relación con su perro, pero no con una mujer o con un hombre. ¿Por qué? ¿Conoces a alguna mujer o a algún hombre que no sea perfecto? El perro es un perro y tú lo aceptas así. No necesitas responsabilizarte de él para que sea un perro. El perro no intenta que tú seas un buen ser humano, un buen amo. Entonces, ¿por qué no somos capaces de permitir que una mujer sea una mujer y que un hombre sea un hombre y amar a ese ser humano tal como es sin intentar cambiarlo?

Quizás estés pensando: «Pero ¿y si no estoy con la mujer o con el hombre adecuado?». Sin duda, esta es una pregunta muy importante. Por supuesto, hay que escoger al hombre adecuado o a la mujer adecuada. ¿Y quién es el hombre adecuado o la mujer adecuada? Alguien que quiere ir en la misma dirección que tú, alguien que es compatible con tus opiniones y con tus valores emocionales, físicos, económicos y espirituales.

¿Cómo sabes si tu pareja es adecuada para ti? Imaginemos que eres un hombre y que vas a ser escogido por una mujer. Si hay cien mujeres que buscan a un hombre y cada una de ellas te considera a ti posible candidato, ¿para cuántas de esas mujeres serías el hombre adecuado? La respuesta es: no lo sabes. Esa es la razón por la que necesitas explorar y arriesgarte. Ahora bien, te puedo decir por adelantado, que la mujer adecuada para ti es la mujer que amas tal como es, la mujer que no tienes necesidad de cambiar en absoluto. Esa es la mujer adecuada para ti. Si encuentras a la mujer adecuada para ti, y a la vez, tú resultas ser el hombre adecuado para ella, serás una persona afortunada.

Tú serás el hombre adecuado para ella si te ama tal como eres y no quiere cambiarte. No siente la necesidad de responsabilizarse de ti; es capaz de confiar en que serás lo que afirmas ser, lo que proyectas ser. Puede ser totalmente sincera y proyectarte a ti lo que es. No se acercará a ti fingiendo ser algo que más tarde descubrirás que no es. La persona que te ama, te ama sencillamente tal como eres. Porque, si alguien quiere cambiarte, significa que no eres lo que esa persona quiere. Entonces ¿por qué está contigo?

Sabes, resulta fácil querer al perro porque él no opina acerca de ti. El perro te ama incondicionalmente. Esto es importante. Por lo tanto, si tu pareja te ama tal como eres, te ama del mismo modo que el perro. Puedes ser tú mismo con tu pareja; ser simplemente un hombre o una mujer, al igual que el perro puede ser un perro contigo.

Cuando conoces a una persona, inmediatamente después de saludarte y decirte «hola», empieza a enviarte información. A duras penas es capaz de esperar para compartir su sueño contigo. Se abre aunque ni tan siquiera sepa que lo está haciendo. Resulta muy fácil ver a cada persona tal y como es. No es necesario que te mientas a ti mismo. Ves lo que estás comprando y bien lo quieres o no lo quieres. Pero no puedes culpar a la otra persona por ser un perro o un gato o un caballo. Si quieres un perro, entonces ¿por qué te compras un gato? Si quieres un gato, entonces ¿por qué comprarte un caballo o un pollo? ¿Sabes qué tipo de mujer o de hombre quieres? El que hace que tu corazón cante, el que se alinea a tu modo de ser, el que te ama sencillamente como eres. ¿Por qué engañarte con otra cosa? ¿Por qué no conseguir lo que quieres? ¿Por qué fingir que alguien se ajusta a lo que no es? No significa que no quieras a esa persona. Significa que haces una elección y dices sí o no porque también te amas a ti mismo. Haces una elección y eres responsable de tus elecciones. Después, si esas elecciones no funcionan bien, no te culpes a ti mismo. Sencillamente, haz una nueva elección.

Pero imaginemos que te compras un perro y adoras a los gatos. Quieres que tu perro se comporte como un gato e intentas cambiar al perro porque nunca dice: «Miau». ¿Qué estás haciendo con un perro? ¡Búscate un gato! Esta es la única manera de empezar una relación maravillosa. En primer lugar tienes que saber lo que quieres, cómo lo quieres y cuándo lo quieres.Tienes que saber exactamente cuáles son las necesidades de tu cuerpo, cuáles son las necesidades de tu mente y qué se adapta bien a ti.

Existen millones de mujeres y de hombres y cada una de estas personas es única. Pues bien, de entre todas ellas, alguna será una buena pareja para ti y otras no lo serán en absoluto. Es posible amar a cualquiera; pero para tratar con una persona a diario necesitarás a alguien cuya forma de entender la vida sea más próxima a la tuya. Esa persona no necesita ser exactamente como tú; bastará con que ambos sean como una llave en la cerradura: una unión que funciona.


CONTINUARÁ...



Miguel Ruiz del Libro "La Maestría del Amor"

meditaciones con los ángeles 19 de octubre


PROHIBIDO EL PASO


Consejo de los ángeles:
“Ningún maestro, ningún psíquico, ningún dios puede atravesar nuestra puerta interior si decidimos no dejarlo entrar”
DENG MING-DAO

En esta cita la palabra clave es decidir. El único camino hasta el santuario de nuestra mente puede contaminarse cuando decidimos que influyan en él. Cuando no tenemos pensamientos propios o nos asusta no ser lo suficientemente buenos; los demonios que pululan a nuestro alrededor están preparados para aprovecharse de la situación. Cuando nos sentimos débiles, los demonios atizan la decepción para alimentar nuestra sensación de insignificancia. Dejamos que suceda y olvidamos que hemos elegido permitir la entrada de esos pensamientos destructivos. Cuando nos sentimos débiles, quizá no estemos aún preparados para admitir otra vez, sino que lo que necesitamos es, más bien, escuchar nuestra voz interior.

Hemos sido bendecidos con un gran don: el mundo privado de nuestra mente. Trátala como si fuera un santuario y cuando recibas un consejo que no te satisfaga, no te dejes influir por él. Pregunta a los ángeles cómo defender tu puerta interior y pon tu parte para no permitir la entrada a embaucadores.

Meditación de los ángeles:
No dejaré atravesar mi puerta interior a cualquiera..

martes, 18 de octubre de 2011

frase del día


"La armonía interior y el dominio de sí mismo son indicios de una madurez humana conquistada"

¿Qué es exáctamente el desapego ?

Primero, aclaremos lo que no es el desapego...
El desapego no es un alejamiento frío, hostil; no es una aceptación resignada y desesperante de todo aquello que la vida y la gente nos tire en el camino; no es una manera robótica de ir por la vida, absortos, y totalmente indiferentes a la gente y a los problemas; no es una actitud de inocente dicha infantil; ni un desentendimiento de lo que son nuestras verdaderas responsabilidades hacia nosotros mismos y hacia los demás; ni una ruptura en nuestras relaciones.

Tampoco es que retiremos nuestro amor y nuestra solicitud, aunque a veces estas formas de desapegarnos pueden ser las mejores a seguir, por el momento.

De una manera ideal, desapegarnos es liberarnos o apartarnos de una persona o de un problema con amor. Mental, emocional y a veces físicamente nos desembarazamos de nuestro involucramiento insano ( y a menudo doloroso ) con la vida y responsabilidades de otra persona, y de los problemas que no podemos resolver.

El desapego se basa en las premisas de que cada persona es responsable de sí misma, en que no podemos resolver problemas que no nos corresponde solucionar, y que preocuparnos no nos sirve de nada. Adoptamos una política de no meter las manos en las responsabilidades de otras personas y en vez de ello, de atender a las nuestras.

Si la gente se ha fabricado desastres a sí misma, le permitimos enfrentar las consecuencias. Le permitimos a la gente ser como es en realidad. Le damos la libertad de ser responsable y de madurar.

Y nos damos a nosotros mismos la misma libertad. Vivimos nuestra propia vida al máximo de nuestra capacidad. Luchamos para discernir qué es lo que podemos cambiar y qué es lo que no podemos cambiar.

Luego dejamos de tratar de cambiar aquello que no podemos. Hacemos lo que podemos para resolver un problema, y luego dejamos de hacernos la vida de cuadritos.

Si no podemos solucionar un problema después de intentarlo seriamente, aprendemos a vivir con ese problema o a pesar de él. Y tratamos de vivir felices, concentrándonos heroicamente en lo que de bueno tiene la vida hoy, y sintiéndonos agradecidos por ello. Aprendemos la mágica lección de que sacarle el máximo provecho a lo que tenemos multiplica lo bueno en nuestras vidas.


El desapego implica -

 " vivir el momento presente" - vivir en el aquí y en el ahora -. Permitimos que en la vida las cosas se den por sí solas en lugar de forzarlas y tratar de controlarlas. Renunciamos a los remordimientos por el pasado y a los miedos por el futuro. Sacamos el mayor provecho a cada día.
El desapego también implica aceptar la realidad, los hechos. Requiere fe en nosotros mismos, en Dios, en otras personas, en el orden natural y en el destino de las cosas en este mundo.

Nos liberamos de nuestros pesares y preocupaciones y nos damos a nosotros mismos la libertad para disfrutar de la vida a pesar de nuestros problemas no resueltos.

Confiamos en que todo está bien a pesar de los conflictos. Confiamos en que Alguien más grande que nosotros sabe, ha ordenado y se preocupa de lo que está sucediendo. Entendemos que este Alguien puede hacer mucho más por resolver el problema que nosotros. De modo que tratamos de no estorbar su camino y dejar que Él lo haga.

A su tiempo, sabremos que todo está bien porque vemos cómo las cosas más extrañas ( y a veces , las más dolorosas ) se solucionan de la mejor manera y en beneficio de todos.
Desapegarnos no quiere decir que nada nos importe:

Significa que aprendemos a amar, a preocuparnos y a involucrarnos sin volvernos locos. Dejamos de crear un caos en nuestra mente y en nuestro medio ambiente. Cuando no nos hallamos reaccionando de un modo ansioso y compulsivo, nos volvemos capaces de tomar buenas decisiones acerca de cómo amar a la gente y de cómo solucionar nuestros problemas. Nos liberamos para comprometernos y para amar de modo que podamos ayudar a los demás sin lastimarnos a nosotros mismos.

Las recompensas que el desapego nos brinda son muchas: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros problemas.

Encontramos la libertad para vivir nuestra propia vida sin sentimientos excesivos de culpa o responsabilidad hacia los demás. En ocasiones el desapego llega a motivar y a liberar a la gente que se encuentra a nuestro alrededor para empezar a solucionar sus problemas.

Dejamos de mortificarnos por ellos y lo perciben, de modo que finalmente comienzan a preocuparse por ellos mismos. Cada quien atiende sus propios asuntos.
El desapego es una acción y un arte. Es un modo de vida.



"Si estamos apegados, probablemente no hagamos  nada más que estar siempre irritados."

Tomado del Libro :" Ya no seas codependiente"

meditaciones con los ángeles 18 de octubre

COMBATE


Consejo de los ángeles:
"Por si mismos, tus combates no crean karma ni determinan el camino a seguir, sólo lo hacen tus respuestas”
GARY ZUKOV

En la actualidad, la lucha es un deporte popular. Lo que hace el luchador profesional tiene mucho mérito, pero, en el aspecto personal, luchamos con las decisiones de la vida al menos una vez al día. El más famoso relato sobre la lucha relacionado con un ángel es la historia de Jacob, que luchó durante toda una noche con un ángel y que, al final, acabó por dislocarse el fémur. Al final, el ángel le dice: “Suéltame, que ya rayado el alba”. Jacob respondió: “No te suelto hasta que no me hayas bendecido”. (Génesis 32:36). El combate finaliza y Jacob recibe el nombre de Israel, que significa “el que ha sido fuerte contra Dios”. Jacob está en cada uno de nosotros simbolizando la fuerza que nos empuja hacia Dios. En nuestro combate con la vida, lo que en realidad hacemos es pedir que el ángel nos bendiga, como hizo Jacob.

Cuando reconocemos en nuestro interior a Jacob, descubrimos nuestra conexión con Dios y que no seremos derrotados en la lucha. No importa lo que te suceda en la vida, ni la dificultad del combate: si utilizas tu libre albedrío por voluntad de Dios, serás bendecido. Recuerda a tu Jacob “interior” y sé consciente de que tu verdadero destino es ir por el camino recto hasta Dios.
Meditación de los ángeles:
Cuando la vida se convierte en un combate, aspiro a la unidad con Dios

domingo, 16 de octubre de 2011

meditaciones con los ángeles 16 de octubre

INCERTIDUMBRE


Consejo de los ángeles:
La única certidumbre de la vida es la incertidumbre


Siempre es bueno saber hacia dónde vamos, tener metas en la vida y una mínima declaración de intenciones, aunque la verdad es que nadie quiere saber, en el fondo, qué va a sucederle a lo largo de su vida. Pero hay ocasiones en que tenemos la sensación de ir a tientas entre la niebla, sin darnos cuenta del infierno en el que estamos. Son momentos de auténtico miedo. ¿Cómo superarlos? ¿Podemos sortearlos o, en cambio, vamos directos a su encuentro? Es en ese momento cuando los ángeles nos recuerda que, a veces, la incertidumbre es una bendición que puede darnos el empujón necesario para emprender un nuevo camino o para asumir riesgos y vivir más intensa y radicalmente. La incertidumbre puede reconducirnos hasta el sentido de nuestra identidad espiritual y, a menudo, una crisis de identidad vital puede traernos el despertar espiritual y proporcionarnos, incluso, una profunda satisfacción. La incertidumbre obliga a enfrentarse a la fragilidad y ofrece la oportunidad de liberarse de la ilusión de control y de enfrentars4e a la vida sin protección, pero en libertad. Los ángeles saben que la incertidumbres son el preludio del descubrimiento y que el descubrimiento lo es, a su vez, del crecimiento. Y también saben que a Dios le gusta desconcertarnos un poco porque, quizá, esas “interferencias” nos recuerdan su presencia.

¿Están dominados algunos aspectos de tu vida por la incertidumbre? ¿Cómo te sientes? ¿Nervioso, frustrado, curioso? ¿Te gustaría eliminar esa incertidumbre? ¿Qué sucede cuando permites que te domine la necesidad de seguridad?
Meditación de los ángeles:
Tengo el valor de no dejarme llevar por la continua necesidad de saber a dónde voy y por qué