Nuestras Creencias Espirituales

Quiero compartir este escrito que he recibido, con el cual me identefico y creo que muchos de ustedes también lo harán.
Hasta pronto. Bea.


Habiendo sido criada como católica, pensaba que las personas espirituales iban a la iglesia cada domingo y nunca se comportaban mal. Así que si faltaba a misa, ya sea deliberada o accidentalmente, tenía miedo de que Dios me odiara. Cuando dejé de ir a la iglesia, había un vacío en mi vida que llené con una variedad de libros y maestros espirituales hasta que encontré un lugar en el que podía crear un equilibrio entre mis mundos material y espiritual. Sabía que Dios nunca me odiaría y que ser espiritual no tenía nada que ver con ser religioso. Pero pasó mucho tiempo antes de superar esas creencias.

Todos tienen una opinión sobre la espiritualidad y como muchos de nosotros (que ahora somos adultos) hemos crecido aprendiendo sobre la conexión entre la religión y la espiritualidad y creyendo que eran la misma cosa. Cuando cambiamos nuestras creencias tuvimos que encontrar una nueva forma de pensar sobre eso o de miedo, incluso si era un pequeño miedo, a la retribución divina. Recuerdo que cuando le dije a mi madre sobre mis nuevas creencias espirituales y que ya no estaría yendo a la iglesia católica ella dijo, con una mirada preocupada, espero que estés en lo correcto.

Tenemos la libertad de definir nuestras creencias espirituales, crear nuestra propia versión de nuestra conexión a la Fuente y de aprender a aplicar esas creencias a nuestra vida. Si estuviéramos haciendo lo incorrecto, rápidamente nos daremos cuenta. Una vez que nos paramos en el camino espiritual el Universo nos ayuda mostrándonos, en formas que no podemos ignorar, en dónde nuestras acciones no son benéficas. Pero lo que elegimos creer sobre la espiritualidad en realidad es nuestra elección, no hay respuestas buenas o malas. Se trata, simplemente, de amor incondicional y de la luz.

Así que, tenemos la libertad de crear nuestras propias creencias espirituales. Nos beneficiamos de enfocarnos en aquellos que nos recuerdan nuestro poder, divinidad y nuestra asociación con Dios. No somos menos que nadie o que cualquier cosa en el Universo. Todo y todos están conectados. Todos tenemos el mismo poder, las mismas habilidades y el mismo acceso a la energía a nuestro alrededor. Lo que hacemos con ella es nuestra elección y nuestra decisión y los resultados son nuestra responsabilidad. Cuando estrechamos nuestras creencias espirituales a estos simples principios, la vida se vuelve una cuestión de crear alegría, paz, abundancia, milagros y amor incondicional.